La Noche de Los Finaos
La
Tradición Canaria La Noche
de Los Finaos se está recuperando en barrios y municipios de
las islas, que están realizando una labor de difusión de esta y otras
tradiciones perdidas por el transcurso de los años.
La palabra Finao, que en realidad es Finado, significa ”persona muerta” o ”difunto”.
Es una fiesta popular que se celebra la víspera del Día de Todos los Santos, 1 de Noviembre.
Los más jóvenes cogían la talega y visitaban casa por casa todo el pueblo pidiendo “los santos”:
Tocaban
en la puerta y preguntaban ¿hay santos?
La
dueña decía que sí, depositando en la talega almendras, nueces, higos pasados o
castañas.
Por la tarde la mujer de mayor edad de cada familia recordaba a los muertos, los finados, los que habían llegado a su fin. La madre o abuela contaba anécdotas de los difuntos de la familia y los hacía presentes con sus palabras, mientras tanto, se compartía una merienda a base de nueces, castañas y almendras, acompañadas de vino dulce, anís o ron miel.
Luego
llegaba El Baile de los Finaos donde se salía a la calle cantando al son de
malagueñas con los Ranchos de Ánimas que con el fresquito que ya anda en estas
fechas, las castañas asadas y el ron miel ayudaban a que estas parrandas
pusieran la nota de alegría.
Los
Ranchos de Ánimas
Hasta
el siglo XVII existían en toda España unas Cofradías que se dedicaban a pedir
por las Ánimas, y en las Islas existen algunos pueblos que adoptaron esta
costumbre. Para el caso de Gran Canaria, los más destacados eran los de San
Mateo, La Aldea de San Nicolás, Ingenio, Valsequillo y Teror.
Su
objetivo era mantener el culto piadoso por las personas fallecidas; iban por
los campos cantando y recogiendo dinero, que luego entregaban a la Iglesia, con
el fin de que se celebraran unas misas en su nombre.
Normalmente
eran las propias familias de los enfermos las que encargaban a este grupo que
fueran a sus casas. Allí se le cantaba a las ánimas de esa familia para que
intercedieran por el enfermo que ya mostraba, de esta manera, su disposición
ante la muerte.
En
este sentido, los Ranchos de Ánimas son una forma cristianizada que retoma un
primitivo culto a los muertos, que era muy común en toda el área mediterránea.
El
Rancho suele estar formado por hombres y está dirigido por un ranchero mayor, elegido democráticamente,
aunque también se suele dar el caso en el que este cargo pasa de padres a
hijos; y es que para ostentar este cargo había que tener mucha habilidad
mental, además de cualidades para la improvisación.
Durante
varios meses se reúnen en distintos lugares para entonar diferentes estrofas,
normalmente, comenzaban a principios del mes de noviembre, coincidiendo con la
fecha en la que se celebra el día de los difuntos o finados.
Esta
práctica comienza con una ceremonia donde se comen diferentes frutos secos como
almendras o castañas y donde se entonan algunas octosílabas y otras coplas,
normalmente en hexasílabos, y que suelen estar dedicados a varios temas.
Entre
los temas usados, cabe destacar los que están dedicados a las almas, a las
vidas de santos, o a los milagros, además del tema navideño.
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