lunes, 27 de agosto de 2012

Buena vecindad en las familias de antaño



Uno de los capítulos de la novela “EL SOMBRERO DE PAJA” habla de la buena vecindad entre las gentes canarias de antaño en los pueblos. Vecinos que sin ser familia se ayudaban mutuamente como si lo fueran, auxiliándose cuando alguno estaba necesitado. Vivencias y anécdotas que pasaban de padres e hijos a nietos, compartiendo todo, lo poco y la abundancia. Donde todos los vecinos se conocían y se respetaban, tiempos en los que la palabra de un hombre tenía el mismo valor que un papel firmado. Los niños compartían sus juegos, los veían crecer compartiendo alegrías y tristezas que quedaban en la memoria colectiva. Algunas de estas costumbres se mantienen en nuestros pueblos y barrios pequeños, casi erradicados en las grandes urbes donde se puede convivir veinte años con un vecino y no saber su nombre, donde todo el mundo va a lo suyo con las prisas del mundo moderno, compartiendo más en las redes sociales que con los vecinos.