viernes, 20 de octubre de 2017

ROMERÍAS TRADICIONALES, ¿TRADICIONAL QUÉ?






ROMERÍAS TRADICIONALES, ¿TRADICIONAL QUÉ?

Muchas romerías, sobre todo en municipios grandes, se han convertido en puro espectáculo de masas, y parece que entre mayor número de visitantes tienen, mejor es la romería, haciendo que los propios del lugar se encuentren como extraños en sus propias fiestas, cuando lo importante de una fiesta es que participe el pueblo, que es su fiesta. Los visitantes son bienvenidos, pero la fiesta se debe centrar en su gente.

Haciendo un poco de historia, antiguamente las gentes de los pueblos y caseríos acudían a las fiestas de los pueblos. Algunos venían solos o acompañados por algún familiar o amigo. Otros venían en grupo por los antiguos caminos que sorteaban laderas y barrancos. Era una sociedad que trabajaba muy duro para ganarse el sustento y aprovechaban las fiestas para pagar una promesa, para relacionarse con otra gente, a buscar novio o novia pero, sobre todo, para divertirse y olvidarse un poco de las calamidades del día a día. Por el camino cantaban, bailaban y bebían al son de guitarras, timples, bandurrias, etc.

Con el paso de los años, cuando se abrían los primeros caminos para carretas, acudían de igual forma, pero las familias o grupos traían en sus carretas sus enseres personales, mantas para pasar la noche, agua, comida y bebida. Como venían de fiesta y el camino era largo, el ambiente que se respiraba en la travesía era festivo, engalanaban esas carretas, cantaban y bailaban hasta llegar a su destino.

En esas fechas las gentes no venían vestidos a la moda, ni engalanados: se ponían lo poco que tenían, no hacían ofrendas institucionalizadas a vírgenes o santos patrones, ni les recibía un alcalde o el cura del lugar para llevar la ofrenda, simplemente era gente que venía a la fiesta del lugar.

Con las señas anteriores, a alguien de la Laguna en Tenerife se le ocurrió la idea de hacer un espectáculo festivo por las calles denominándolo “romería”. 30 años después, hacia el año 1952, Néstor Álamo copia el concepto para ofrecer este espectáculo al nuevo modelo económico que se estaba implantando en Canarias, el del turismo, para las fiestas del Pino en Teror, creyendo que así se resaltaba la canariedad; todo un invento que distorsiona la verdadera identidad canaria y su historia.

Los inventos no acabaron ahí. Los ayuntamientos prácticamente las han institucionalizado, y la iglesia también quería sacar tajada del nuevo invento, así que algunas romerías pasaron a llevar el nombre de la virgen o el santo patrón del lugar, con la consiguiente ofrenda, que quedaba en manos de la Iglesia. Se decía que las ofrendas eran productos de la tierra de donde era la citada romería, pero a tenor de lo que vemos en la actualidad, somos una tierra universal, y la ofrenda debería llevar el nombre de alguna cadena de supermercados a tenor de los productos que llevan en esas ofrendas. En fin, todo muy “tradicional”.

Uno de los principales problemas con nuestras tradiciones es que están muy distorsionadas, y aún así llegan nuevos organizadores, folkloristas, agrupaciones, federaciones, mandatarios políticos, etc. Que sin tener la más mínima idea, sin documentarse, ven algo o tienen cualquier brillante idea y se añade sin tener el más mínimo respeto por la cultura y las tradiciones. Se quejan muchas capas de la sociedad de que las romerías se han convertido en ronerías, sin caer en la cuenta que las propias instituciones y organizadores son los principales culpables por no respetar las tradiciones, por intentar hacer de una romería tradicional una fiesta de masas en la que solo importa el número de visitantes y la notoriedad en la prensa.

En muchos lugares vemos las normas estrictas para poder acceder a una romería, en cuanto a vestimenta se refiere, estos iluminados fijan el tipo de ropa, tanto masculina como femenina, sin reparar que la mayoría de la vestimenta que llaman tradicional no tiene nada que ver con ello, la inmensa mayoría son inventos del siglo pasado, nada que ver con la que vestían esos campesinos que venían de los pagos lejanos a las fiestas de los pueblos. Sin ir más lejos, el Sindicato de Iniciativas y Turismo de la época apoyó e impulsó los trajes de Néstor como tradicionales, cuando en realidad apoyaron el invento porque se avergonzaban de la vestimenta del campesinado y de los canarios en general, por considerar que era una vestimenta de gris uniformidad, pantalón negro, chaleco y mangas de camisa, también la llamaban la ropa de los totorotas. Creían que si miraban más atrás tenían que utilizar la vestimenta guanche, que también les avergonzaba y los llamaban “semisalvajes” sin indumento digno de imitación.

Pues muchos de los organizadores de hoy apelan a las tradiciones, obligando a lucir ropajes que llaman “típicos canarios”, que no tienen ningún valor etnográfico, además de los precios, si miras la etiqueta de muchas de esas prendas puedes leer MADE IN CHINA, y dicen que es para conmemorar nuestras tradiciones, con esos inventos contra la vergüenza, llamándola tradicional. En una romería me llamó la atención una vestimenta de un romero, busqué, porque la había visto, y el resultado fue que era el uniforme de esas milicias que mandaban los reyes después de la conquista de Canarias para patrullar y vigilar los campos, y muchas de las ropas que hoy dicen que son tradicionales y, que muchos lucen con orgullo, son copias de estas época traídas por los conquistadores que nada tienen que ver con nuestra historia y nuestra gente humilde. Nuestros ancestros se revolverían en la tumba si vieran nuestra forma actual de rendir homenaje a las tradiciones canarias.

No para aquí la cosa, vemos a tiranos en agrupaciones, que no permiten que los miembros de la parranda, rondalla o agrupación folklórica se muevan de su formación, con una disciplina férrea como si fueran una banda militar, en la que no se permite salirse de la formación, acercarse a la carreta a comer, beber y un largo etc.

Ahora también se incluyen en la romería a los cuerpos de baile de estas agrupaciones folklóricas, en ocasiones dirigidas por pequeños tiranos que obligan a ir a los componentes en formación durante todo el recorrido de la romería con disciplina militar, o como si se tratara de una procesión, o simplemente para exhibirse ante el público, y si les dicen que de donde se han sacado esta norma, como no han sido capaces de leer una sola línea en cuanto a historia y tradiciones se refiera, sacan la respuesta fácil de que es la costumbre del lugar.

Ateniéndonos a la pura tradición y al paso del tiempo, una cosa es adaptarlas a los nuevos tiempos y otro falsificar y destruir lo netamente tradicional, que es lo que en realidad se lleva haciendo muchos años, cuando el motivo de una romería es una convivencia entre vecinos que se divierten al son de instrumentos tradicionales, comiendo y bebiendo en ambiente festivo sin excesivas formalidades impuestas por quienes no tienen idea de lo tradicional.

Y siguiendo con lo tradicional, como ya había apuntado, en los tiempos en que los vecinos de los pagos lejanos se acercaban a las fiestas mayores de los pueblos, ni en la entrada del pueblo ni en la puerta de la iglesia estaban ni el cura ni el alcalde para recibir a los visitantes, como en la actualidad. Es preferible que las autoridades municipales si integren en la fiesta, que compartan con los vecinos esa convivencia, que se den una vuelta por todas las carretas saludando a sus vecinos, acercarse a ellos, conocer las opiniones, inquietudes o simplemente pasar un rato agradable con su gente ya que la mayoría de las veces las corporaciones municipales están muy alejadas de la realidad del pueblo, como si vivieran otra realidad distinta a la de la gente a la que administran.

Viendo la imagen actual de los miembros de las corporaciones municipales cuando llegan las carrozas de las romerías, ya sea frente a la iglesia, ayuntamiento, etc., están bien sentados en primera fila o bien de pie alineados acompañados por el cura del lugar. Esa imagen me lleva a épocas negras y caciquiles de nuestra tierra, cuando los caciques recibían a los pobres campesinos canarios que traían la parte de la cosecha que le correspondía al señor dueño de las tierras, a los cuales engañaban y explotaban como bestias. Solo les digo que tengan un poquito de humildad y bajen del pedestal que no les corresponde y no nos lleven a recordar esas épocas tan negras de nuestra historia.

Viendo muchos actos llamados tradicionales, con una vestimenta de gran colorido, formas y telas, más bien parece que estemos insultando y avergonzándonos de nuestros ancestros que rindiéndoles homenaje y cuidando nuestras tradiciones. Parece que le seguimos rindiendo pleitesía a todos aquellos caciques y gobernantes que explotaron y humillaron a nuestros antepasados, y que de ellos se avergonzaban.

Con el tema de decir que hay que ser fiel a las tradiciones, en muchísimos lugares las carretas van tiradas por vacas, llevan burros, cabras, ovejas, etc. Aquí si que tendrían que ser conscientes organizadores y autoridades, incorporan lo que no es tradicional y etnográfico, pero aquello que debemos cambiar porque son otros tiempos no. ¿Por qué siguen las carretas tiradas por animales? Lo primero, es una crueldad. Los sacamos de su entorno tranquilo y alejado de la multitud para subirlos a un camión hasta el lugar de celebración de la romería. Los mezclamos con la multitud para hacer un recorrido tirando de las carretas en un entorno bullicioso en el que los animales están inquietos y aguantando como pueden. Las calles se quedan hechas un asco, llenas de meadas y moñigas por donde van pisando los romeros que siguen a las carretas. Luego vuelven a subir a los pobres animales de nuevo a un camión para regresar a su lugar de origen. Si esto no es maltratar a los animales… 

En fin, si no somos capaces de formarnos y hacer un pequeño esfuerzo por mejorar, seguiremos destruyendo nuestra cultura y llevándola por caminos engañosos, y lo peor, es que los que ven estas prácticas las creen correctas porque no han visto otra cosa y seguimos engañando al turista y a nosotros mismos.