martes, 30 de julio de 2013

MALAGUEÑAS CANARIAS


Interpreta Pedro Manuel Afonso
MALAGUEÑAS CANARIAS
Este canto procede de la malagueña andaluza, eso sí, ligeramente adaptada y también un poco más dulcificada. La pieza tiene en común algunos puntos con la folía, un ejemplo de ello son sus giros melódicos y sus bajos.
Como descendiente de los fandangos y verdiales andaluces, han sufrido una considerable transformación en su estructura musical, de hecho, erróneamente, es cada vez más lenta. De ahí que tengamos que remontarnos a las malagueñas antiguas de la Isla para poder apreciar ese carácter alegre.
La malagueña es en realidad más reciente que la folía, probablemente del siglo XVIII.
La malagueña varía bastante según la isla, pero generalmente está formada por cuatro versos octosílabos que se repiten. Una excepción de esto lo vemos en las malagueñas de Lanzarote que tiene una composición en quintillas.
Esta pieza se caracteriza por ser un canto triste, dulce, manso y hasta melancólico.
Entre sus temas dominantes cabe destacar las que están dedicadas a las madres y al amor, de ahí que a la hora de oír una malagueña se impone un clima de respeto donde el silencio es el factor predominante.
Las variedades más notables que encontramos en las malagueñas son las que hacen alusión a las diferencias por islas.
Esta danza es un baile colectivo de cinco, seis, o más parejas donde los bailarines van formando corros, figuras, túneles y trenzados a semejanza de la isa. La música se caracteriza por ser sosegada.
La coreografía consiste en que las parejas formen un coro, quedando el hombre a la izquierda, frente a la mujer, y ambos de espaldas a las otras parejas.
Se comienza bailando sobre el mismo sitio durante varios compases, y cuando se indicaba la media vuelta, los hombres se giraban por el exterior del coro, y las mujeres por el interior, para así bailar con la pareja contraria otra serie de compases.
Cuando el mandador indicaba la vuelta entera, el hombre se giraba por la izquierda y avanzaba por el exterior del coro, y a la par, la mujer se giraba por su izquierda y haciendo un giro, se desplazaba por el interior, hasta colocarse con la nueva pareja.
Este proceso lo repetían durante toda la interpretación.