El teatro no tuvo la
misma popularidad en Canarias que en la Península durante los siglos XVI y
XVII. No se conoce la existencia de corrales de comedias, y las representaciones
teatrales no eran un espectáculo habitual.
El teatro canario de
los siglos XVI y XVII fue escrito en homenaje a
determinadas autoridades o para ser representado en ceremonias religiosas, como el Corpus.
Los dramaturgos canarios
más destacados de la época fueron Bartolomé Cairasco de Figueroa, y Juan
Bautista Poggio.
Cairasco escribió
comedias para
fiestas (Comedia del Recibimiento), tragedias de santos (Tragedia de santa Susana) y obras para el Corpus (Comedia del alma). Empleó el verso y la prosa, y concedió
importancia al argumento y los personajes, por lo que cuidó
especialmente los diálogos y el lenguaje de las protagonistas.
Poggio escribió
loas para
el Corpus (El amor divino) y para la bajada de la Virgen de las
Nieves (La nave). Usó exclusivamente el verso y se interesó
de manera particular por el espectáculo teatral.
El
Amor y la Muerte,
Bartolomé Cairasco de Figueroa
MUERTE.—Bueno está,
por mi vida, el sonetillo.
Cese la enemistad: seamos
amigos,
pues somos en tirar de un mismo
oficio.
AMOR.—Por eso solo
no podemos serlo;
demás de que mis flechas
son doradas
y las tuyas son negras y
tiznadas.
MUERTE.—No es oro
todo, Amor, lo que reluce,
ni aun es todo carbón lo
que escurece.
Si quieres mi amistad, la
tuya quiero;
y si no, adiós paredes, que
me mudo.
AMOR.—Sí quiero,
Muerte; espera, no te vayas.
MUERTE.—Pues, ¡alto!
¿Adónde iremos?
AMOR.— A Canaria,
que para Amor y Muerte es
propia tierra,
porque la gente della es
descuidada,
de gula y ocio amiga.
MUERTE.— Muy bien
dices,
porque el ocio y la gula
son las puertas
que al Amor y a la Muerte
dan entrada.
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