CRIOLLOS CANARIOS DOMINABAN EL CULTIVO DE TABACO
EN CUBA
En Cuba entre 1864 y 1930, el cultivo del tabaco
estaba en manos de los criollos canarios, cultivadores que recibían el nombre
de «vegueros».
Muchos canarios buscaron entre familiares y
amigos el dinero necesario para conseguir billete de barco, o firmaban
contratas con los enganchadores (personas que preparaban estos viajes u
ofrecían las contratas). Con
alguna gente solían hacer unos contratos, en los cuales había que trabajar en
una plantación determinada hasta cubrir el importe adeudado, pero había que
hacer un trabajo muy duro y no podían dejarlo hasta que la deuda estuviese
saldada.
Algo claro era que
trabajando a jornal en las plantaciones no se podía hacer fortuna. Los canarios
eran explotados como esclavos por un jornal, que aunque superior al de
Canarias, no era como para estar un par de años trabajando y regresar con los
bolsillos llenos.
Había mucho cuento y leyenda sobre hacer
fortuna en Cuba, muchas veces las historias eran contadas para hacer correr la
voz y despertar el entusiasmo de la población por los “enganchadores”
(encargados de preparar las remesas de emigrantes a Cuba) porque era su
negocio. La mayoría de los isleños cuando llegaban y estaban un tiempo se
llevaban una gran decepción por las condiciones de explotación y esclavitud a
las que eran sometidos, en mayor medida aquellos que llegaban por contrata,
obligados a servir a un patrón determinado.
Entre
los canarios que trabajaban en Cuba dominaban los “Vegueros”. Cuando llegaban
eran contratados como partidarios, vivían y se alimentaban en el sitio y tenían
que entregar la producción a los “Sitieros” que la vendían y repartían las
ganancias al 50%, o ese era el trato, pero ese porcentaje era apañado y amañado
con lo que el pobre veguero se tenía que conformar con lo que recibía por parte
de los sitieros. Si las cosas les iban bien podían acumular más riqueza que los
trabajadores a jornal, pero tampoco como para retirarse a vivir de lo
acumulado. Aparte, entre los vegueros también había otras fórmulas para
desarrollar el trabajo según la zona y costumbres; estaban los cuartadarios y
los tercedarios (aparceros). Éstos no vivían en el sitio ni se alimentaban de
él, solo aportaban al “sitiero un tercio o un cuarto de la producción total,
obtenían mayores beneficios que los partidarios. Muchos de estos pasarían con
el tiempo como arrendatarios del sitio.
Las plantaciones de caña e
ingenios ocupaban a buena parte de los inmigrantes canarios. Los que no se
dedicaban a la agricultura se repartían en un sinnúmero de oficios, entre los
que sobresalían los de vendedores ambulantes, «billeteros» y «baratilleros». En
Venezuela, más recientemente, era popular el «carrito isleño» dedicado al
comercio ambulante por las calles.
Generalmente en Cuba los
isleños solían casarse con isleñas o con pichona de isleño. Le llamaban pichón
o pichona a los hijos e hijas de isleños nacidos en Cuba.
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