Las endechas son canciones de lamento
anónimas muy difundidas
en el siglo XVI. Tratan asuntos tristes,
con frecuencia fúnebres,
a veces de carácter amoroso.
Suelen estar formadas por dos o
tres versos monorrimos, o por una cuarteta
hexasilábica (cuatro versos
hexasílabos con rima abba.)
Las endechas canarias presentan aspectos relacionados con
el archipiélago: hablan de la insularidad y del paisaje isleño, sobre todo del mar:
De la mar larga me quiero quejar,
pues dio largura para navegar,
que fue principio de todo mi mal.
Tal es mi corazón en el pesar
como la peña en medio del mar,
que una ola le viene y otra le va.
Según cuentan las Crónicas de la Conquista,
los aborígenes tenían unos cantos fúnebres muy parecidos a las ya conocidas
endechas. Para algunos autores, el ritmo de las endechas canarias escritas en
español es una influencia de aquellos cantos fúnebres en lengua aborigen.
La primera manifestación
literaria del archipiélago
canario son las Endechas
a la muerte de Guillén Peraza.
Se trata de una elegía dedicada a la muerte de ese caballero
sevillano, ocurrida en la conquista de la isla de La Palma. Fue compuesta hacia
1477 y ofrece algunas constantes propias de la literatura
de las islas.
Aunque se desconoce su autor, el
poema no se relaciona con la tradición oral, sino con la poesía
culta española del siglo
XV: la muerte de un
joven en combate constituye la imagen poética del nuevo espíritu
humanista.
En las endechas se trata de forma
especial el paisaje insular y se concede
valor poético a un hecho real y a su protagonista:
se identifica a quien viene de fuera
con el lugar al que llega y en el que muere.
Endechas
a la muerte de Guillén Peraza
¡Llorad las damas, si Dios os vala!
Guillén Peraza quedó en La Palma
la flor marchita de la su cara.
No eres palma, eres retama,
eres ciprés de triste rama,
eres desdicha, desdicha mala.
Tus campos rompan tristes volcanes,
no vean placeres sino pesares,
cubran tus flores los arenales.
Guillén Peraza, Guillén Peraza,
¿dó está tu escudo?, ¿dó está tu lanza?
Todo lo acaba la malandanza.