Hay
personas, que aunque no se conozcan personalmente, se forman vínculos de
amistad y aprecio, de respeto, etc. Eso me pasó con Charo Cabral Rijo, una
tinerfeña afincada en Venezuela. Siempre apoyó mis trabajos literarios e hizo
todo lo que estaba en su mano para apoyarme.
Al conocer su fallecimiento se me
fue un trozo de mi corazón con ella. Mi último libro titulado “Adiós mi
Terruño” lleva ese nombre precisamente porque ella decía mi terruño para
referirse a su isla natal, me gustó la expresión y porque el libro es un poco
un homenaje a los emigrantes lleva ese nombre.
Quiero
expresar mis condolencias a la familia y a todos los que la conocieron. Me he
atrevido a hacer unas letras en su honor y aquí se las dejo, espero que gusten
y sirva de homenaje a nuestra querida e inolvidable Charo.
LA ROSA BLANCA
Autor José Medina Clave canaria
De Tenerife partió una flor
Una rosa blanca pura de amor
Cortó su tallo y se hizo a la mar
Para arribar en otro lugar
Zarpó el tallo recién cortado
Pero en el rosal y aquel huerto
Parte de su ser se dejaba
Lleno de amor hacia su tierra
Al llegar al mar profundo
Su corazón latió de dolor
Mirando atrás la estela del mar
La espuma blanca la hizo llorar
Se reflejaron en el cielo
Siete rosales a lo lejos
Rebosados de rosas blancas
Las más bonitas del ancho mar
Quiero que tiren rosas al mar
Y que juntos puedan regresar
Al lar a través del ancho mar
Más rosas blancas tiren al mar
Su raíz quedó aquí y sigue al mar
Al mar vuelan las pardelas
Al mar regresan al hogar
Al mar tiren rosas blancas
Al mar millones de pétalos
Al mar vuelve la rosa blanca
Al mar van todos los recuerdos
Al mar de este su inmenso rosal
Al mar para juntos recordar
Al mar querida rosa blanca
Al mar mi recuerdo está en ti
Al mar la rosa blanca es del mar
Con un poder la desposó
Y en Venezuela la esperó
Para en su jardín cultivarla
Su adorable y fiel rosa blanca
El la trasplantó y la cuidó
Enraizó en el nuevo huerto
Y al florecer hubo más rosas
Son de Venezuela y canarias
La eternidad se lo llevó
Triste quedó sin jardinero
Mirando al cielo le rogaba
Espérame para irnos al mar
Esos años fueron pasando
Sus pétalos fueron cayendo
Se marchitó la rosa blanca
Para volar a la eternidad