ROMERÍAS TRADICIONALES,
¿TRADICIONAL QUÉ?
Muchas
romerías, sobre todo en municipios grandes, se han convertido en puro
espectáculo de masas, y parece que entre mayor número de visitantes tienen,
mejor es la romería, haciendo que los propios del lugar se encuentren como
extraños en sus propias fiestas, cuando lo importante de una fiesta es que
participe el pueblo, que es su fiesta. Los visitantes son bienvenidos, pero la
fiesta se debe centrar en su gente.
Haciendo
un poco de historia, antiguamente las gentes de los pueblos y caseríos acudían
a las fiestas de los pueblos. Algunos venían solos o acompañados por algún
familiar o amigo. Otros venían en grupo por los antiguos caminos que sorteaban
laderas y barrancos. Era una sociedad que trabajaba muy duro para ganarse el
sustento y aprovechaban las fiestas para pagar una promesa, para relacionarse
con otra gente, a buscar novio o novia pero, sobre todo, para divertirse y
olvidarse un poco de las calamidades del día a día. Por el camino cantaban,
bailaban y bebían al son de guitarras, timples, bandurrias, etc.
Con
el paso de los años, cuando se abrían los primeros caminos para carretas,
acudían de igual forma, pero las familias o grupos traían en sus carretas sus
enseres personales, mantas para pasar la noche, agua, comida y bebida. Como
venían de fiesta y el camino era largo, el ambiente que se respiraba en la
travesía era festivo, engalanaban esas carretas, cantaban y bailaban hasta
llegar a su destino.
En
esas fechas las gentes no venían vestidos a la moda, ni engalanados: se ponían lo
poco que tenían, no hacían ofrendas institucionalizadas a vírgenes o santos
patrones, ni les recibía un alcalde o el cura del lugar para llevar la ofrenda,
simplemente era gente que venía a la fiesta del lugar.
Con
las señas anteriores, a alguien de la Laguna en Tenerife se le ocurrió la idea
de hacer un espectáculo festivo por las calles denominándolo “romería”. 30 años
después, hacia el año 1952, Néstor Álamo copia el concepto para ofrecer este
espectáculo al nuevo modelo económico que se estaba implantando en Canarias, el
del turismo, para las fiestas del Pino en Teror, creyendo que así se resaltaba
la canariedad; todo un invento que distorsiona la verdadera identidad canaria y
su historia.
Los
inventos no acabaron ahí. Los ayuntamientos prácticamente las han
institucionalizado, y la iglesia también quería sacar tajada del nuevo invento,
así que algunas romerías pasaron a llevar el nombre de la virgen o el santo
patrón del lugar, con la consiguiente ofrenda, que quedaba en manos de la Iglesia.
Se decía que las ofrendas eran productos de la tierra de donde era la citada
romería, pero a tenor de lo que vemos en la actualidad, somos una tierra
universal, y la ofrenda debería llevar el nombre de alguna cadena de
supermercados a tenor de los productos que llevan en esas ofrendas. En fin,
todo muy “tradicional”.
Uno
de los principales problemas con nuestras tradiciones es que están muy
distorsionadas, y aún así llegan nuevos organizadores, folkloristas,
agrupaciones, federaciones, mandatarios políticos, etc. Que sin tener la más
mínima idea, sin documentarse, ven algo o tienen cualquier brillante idea y se
añade sin tener el más mínimo respeto por la cultura y las tradiciones. Se
quejan muchas capas de la sociedad de que las romerías se han convertido en
ronerías, sin caer en la cuenta que las propias instituciones y organizadores
son los principales culpables por no respetar las tradiciones, por intentar
hacer de una romería tradicional una fiesta de masas en la que solo importa el
número de visitantes y la notoriedad en la prensa.
En
muchos lugares vemos las normas estrictas para poder acceder a una romería, en
cuanto a vestimenta se refiere, estos iluminados fijan el tipo de ropa, tanto
masculina como femenina, sin reparar que la mayoría de la vestimenta que llaman
tradicional no tiene nada que ver con ello, la inmensa mayoría son inventos del
siglo pasado, nada que ver con la que vestían esos campesinos que venían de los
pagos lejanos a las fiestas de los pueblos. Sin ir más lejos, el Sindicato de
Iniciativas y Turismo de la época apoyó e impulsó los trajes de Néstor como
tradicionales, cuando en realidad apoyaron el invento porque se avergonzaban de
la vestimenta del campesinado y de los canarios en general, por considerar que
era una vestimenta de gris uniformidad, pantalón negro, chaleco y mangas de
camisa, también la llamaban la ropa de los totorotas. Creían que si miraban más
atrás tenían que utilizar la vestimenta guanche, que también les avergonzaba y
los llamaban “semisalvajes” sin indumento digno de imitación.
Pues
muchos de los organizadores de hoy apelan a las tradiciones, obligando a lucir
ropajes que llaman “típicos canarios”, que no tienen ningún valor etnográfico, además
de los precios, si miras la etiqueta de muchas de esas prendas puedes leer MADE
IN CHINA, y dicen que es para conmemorar nuestras tradiciones, con esos
inventos contra la vergüenza, llamándola tradicional. En una romería me llamó
la atención una vestimenta de un romero, busqué, porque la había visto, y el
resultado fue que era el uniforme de esas milicias que mandaban los reyes
después de la conquista de Canarias para patrullar y vigilar los campos, y
muchas de las ropas que hoy dicen que son tradicionales y, que muchos lucen con
orgullo, son copias de estas época traídas por los conquistadores que nada
tienen que ver con nuestra historia y nuestra gente humilde. Nuestros ancestros
se revolverían en la tumba si vieran nuestra forma actual de rendir homenaje a
las tradiciones canarias.
No
para aquí la cosa, vemos a tiranos en agrupaciones, que no permiten que los
miembros de la parranda, rondalla o agrupación folklórica se muevan de su
formación, con una disciplina férrea como si fueran una banda militar, en la
que no se permite salirse de la formación, acercarse a la carreta a comer,
beber y un largo etc.
Ahora
también se incluyen en la romería a los cuerpos de baile de estas agrupaciones
folklóricas, en ocasiones dirigidas por pequeños tiranos que obligan a ir a los
componentes en formación durante todo el recorrido de la romería con disciplina
militar, o como si se tratara de una procesión, o simplemente para exhibirse
ante el público, y si les dicen que de donde se han sacado esta norma, como no
han sido capaces de leer una sola línea en cuanto a historia y tradiciones se
refiera, sacan la respuesta fácil de que es la costumbre del lugar.
Ateniéndonos
a la pura tradición y al paso del tiempo, una cosa es adaptarlas a los nuevos
tiempos y otro falsificar y destruir lo netamente tradicional, que es lo que en
realidad se lleva haciendo muchos años, cuando el motivo de una romería es una
convivencia entre vecinos que se divierten al son de instrumentos
tradicionales, comiendo y bebiendo en ambiente festivo sin excesivas
formalidades impuestas por quienes no tienen idea de lo tradicional.
Y
siguiendo con lo tradicional, como ya había apuntado, en los tiempos en que los
vecinos de los pagos lejanos se acercaban a las fiestas mayores de los pueblos,
ni en la entrada del pueblo ni en la puerta de la iglesia estaban ni el cura ni
el alcalde para recibir a los visitantes, como en la actualidad. Es preferible
que las autoridades municipales si integren en la fiesta, que compartan con los
vecinos esa convivencia, que se den una vuelta por todas las carretas saludando
a sus vecinos, acercarse a ellos, conocer las opiniones, inquietudes o
simplemente pasar un rato agradable con su gente ya que la mayoría de las veces
las corporaciones municipales están muy alejadas de la realidad del pueblo,
como si vivieran otra realidad distinta a la de la gente a la que administran.
Viendo
la imagen actual de los miembros de las corporaciones municipales cuando llegan
las carrozas de las romerías, ya sea frente a la iglesia, ayuntamiento, etc.,
están bien sentados en primera fila o bien de pie alineados acompañados por el
cura del lugar. Esa imagen me lleva a épocas negras y caciquiles de nuestra
tierra, cuando los caciques recibían a los pobres campesinos canarios que
traían la parte de la cosecha que le correspondía al señor dueño de las
tierras, a los cuales engañaban y explotaban como bestias. Solo les digo que
tengan un poquito de humildad y bajen del pedestal que no les corresponde y no
nos lleven a recordar esas épocas tan negras de nuestra historia.
Viendo
muchos actos llamados tradicionales, con una vestimenta de gran colorido,
formas y telas, más bien parece que estemos insultando y avergonzándonos de
nuestros ancestros que rindiéndoles homenaje y cuidando nuestras tradiciones.
Parece que le seguimos rindiendo pleitesía a todos aquellos caciques y
gobernantes que explotaron y humillaron a nuestros antepasados, y que de ellos
se avergonzaban.
Con
el tema de decir que hay que ser fiel a las tradiciones, en muchísimos lugares
las carretas van tiradas por vacas, llevan burros, cabras, ovejas, etc. Aquí si
que tendrían que ser conscientes organizadores y autoridades, incorporan lo que
no es tradicional y etnográfico, pero aquello que debemos cambiar porque son
otros tiempos no. ¿Por qué siguen las carretas tiradas por animales? Lo primero,
es una crueldad. Los sacamos de su entorno tranquilo y alejado de la multitud
para subirlos a un camión hasta el lugar de celebración de la romería. Los
mezclamos con la multitud para hacer un recorrido tirando de las carretas en un
entorno bullicioso en el que los animales están inquietos y aguantando como
pueden. Las calles se quedan hechas un asco, llenas de meadas y moñigas por donde
van pisando los romeros que siguen a las carretas. Luego vuelven a subir a los
pobres animales de nuevo a un camión para regresar a su lugar de origen. Si
esto no es maltratar a los animales…
En
fin, si no somos capaces de formarnos y hacer un pequeño esfuerzo por mejorar,
seguiremos destruyendo nuestra cultura y llevándola por caminos engañosos, y lo
peor, es que los que ven estas prácticas las creen correctas porque no han
visto otra cosa y seguimos engañando al turista y a nosotros mismos.