Interpreta Pedro Manuel Afonso
MALAGUEÑAS CANARIAS
Este canto
procede de la malagueña andaluza, eso sí, ligeramente adaptada y también un
poco más dulcificada. La pieza tiene en común algunos puntos con la folía, un
ejemplo de ello son sus giros melódicos y sus bajos.
Como
descendiente de los fandangos y verdiales andaluces, han sufrido una
considerable transformación en su estructura musical, de hecho, erróneamente,
es cada vez más lenta. De ahí que tengamos que remontarnos a las malagueñas
antiguas de la Isla para poder apreciar ese carácter alegre.
La malagueña
es en realidad más reciente que la folía, probablemente del siglo XVIII.
La malagueña
varía bastante según la isla, pero generalmente está formada por cuatro versos
octosílabos que se repiten. Una excepción de esto lo vemos en las malagueñas de
Lanzarote que tiene una composición en quintillas.
Esta pieza se
caracteriza por ser un canto triste, dulce, manso y hasta melancólico.
Entre sus
temas dominantes cabe destacar las que están dedicadas a las madres y al amor,
de ahí que a la hora de oír una malagueña se impone un clima de respeto donde
el silencio es el factor predominante.
Las variedades más
notables que encontramos en las malagueñas son las que hacen alusión a las
diferencias por islas.
Esta danza es
un baile colectivo de cinco, seis, o más parejas donde los bailarines van
formando corros, figuras, túneles y trenzados a semejanza de la isa. La música
se caracteriza por ser sosegada.
La coreografía
consiste en que las parejas formen un coro, quedando el hombre a la izquierda,
frente a la mujer, y ambos de espaldas a las otras parejas.
Se comienza
bailando sobre el mismo sitio durante varios compases, y cuando se indicaba la
media vuelta, los hombres se giraban por el exterior del coro, y las mujeres
por el interior, para así bailar con la pareja contraria otra serie de
compases.
Cuando el
mandador indicaba la vuelta entera, el hombre se giraba por la izquierda y
avanzaba por el exterior del coro, y a la par, la mujer se giraba por su
izquierda y haciendo un giro, se desplazaba por el interior, hasta colocarse
con la nueva pareja.
Este proceso
lo repetían durante toda la interpretación.
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